Me gustaría invitaros a ver una estación de autobuses en Helsinki. %%Está justo enfrente de la famosa estación de tren de Eliel Saarinen. Rodeada de maravillas arquitectónicas del Jugendstil tales como el Teatro Nacional y el Museo de Arte Nacional, la estación de autobuses de Helsinki%% es un escenario típico donde ver a numerosos aspirantes a fotógrafo Magnum armados con réflex digitales y Leicas antiguas, listos para todo.
Tal vez un día tú también pases por allí.
Lo que da fama a la estación%%, al menos entre quienes han pasado por mis clases,%% es la [[alegoría|metáfora]] que ofrece, tanto a estudiantes como a profesionales, sobre la **continuidad creativa** en el viaje vital de la fotografía, la metáfora que ofrece al joven artista que trata de descubrir su visión única.
La estación de autobuses de Helsinki:%% permítanme describir lo que allí sucede.%%
Son algo más de veinte plataformas en una plazoleta en el centro de la ciudad. En cada plataforma, un cartel con el número de las líneas de bus que salen de ella. Los números pueden ser, por ejemplo: 21, 71, 58, 33 y 19.
En ciudad, todos los buses cubren la misma ruta durante al menos un kilómetro, parando en cada parada, donde los mismos números se repiten una y otra vez: 21, 71, 58, 33 y 19.
Ahora digamos, de nuevo metafóricamente, que **cada parada de bus representa un año en la vida del fotógrafo, de modo que por ejemplo, la tercera parada representa tres años de actividad fotográfica.**
Pongamos que has estado trabajando en estudios del desnudo en platino durante tres años. Llamémoslo el bus 21.
Te llevas esos tres años de trabajo sobre el desnudo al Museo de Bellas Artes de Boston, y el curador te pregunta si conoces los desnudos de Irving Penn. Su bus, el 71, recorría el mismo trazado. O los llevas a una galería en París y te sugieren echar un vistazo a Bill Brandt, bus 58, y así sucesivamente.
Así que con gran sorpresa te das cuenta de que lo que llevas haciendo durante tres años ya está hecho, y por alguien bastante más famoso que tú hasta la fecha. Te bajas del bus, tomas un taxi (porque la vida es breve), y te vuelves a la estación de autobuses a buscar otra plataforma.
Esta vez haces imágenes en 8”x10” a color de gente en la playa, tomadas desde una grúa. Empleas tres años y tres mil euros en ello y produces una serie de trabajos que atraen el mismo tipo de comentarios: ¿has visto el trabajo de Richard Misrach? O, si son imágenes vaporosas de palmeras en la playa meciéndose por el viento, en 8”x10” y blanco y negro, ¿no has visto el trabajo de Sally Mann?
Así que te bajas del bus nuevamente, tomas el taxi, te apresuras de vuelta y buscas una nueva plataforma. Así durante toda tu vida creativa, siempre mostrando trabajo nuevo, siempre comparado con otros.
**¿Y qué hacer? Es simple: Quédate en el bus. No te bajes del p*to autobús!**
**¿Por qué? Porque si aguantas, con el tiempo empiezas a ver diferencias**. Los buses que salen de Helsinki solo comparten trayecto un rato, tal vez un kilómetro o dos. Después, comienzan a separarse, cada línea dirigiéndose gradualmente a su propio destino. El 33 de repente gira al norte, el 19 hacia el sudeste. Durante un rato, tal vez el 21 y el 71 van pisándose los talones, pero no tardando mucho cada uno sigue su camino. Irving Penn se dirige a otro lugar.
**Es ese momento de separación el que marca la diferencia, y una vez que empiezas a ver diferencias entre tu trabajo y el que tanto admiras (por ello escogiste esa plataforma, después de todo), es cuando tu momento ha llegado.**
De repente tu trabajo empieza a captar atención. Ahora haces más y más a tu manera, haciendo más de la diferencia entre tu trabajo y aquellos que lo influyeron. **Tu visión comienza a despegar.** Y a medida que los años se acumulan y tu trabajo empieza a cobrar volumen, los críticos comienzan a fijarse. No solo en lo que separa tu trabajo del de Sally Mann o Ralph Gibson, sino ¡del que hiciste en tus comienzos! *You regain the whole bus route in fact.*
Las copias que hiciste hace veinte años de repente son reevaluadas y comienzan a cotizarse. Al llegar al final de la línea — ese lugar donde el bus se para y el conductor sale a fumar, o a tomarse un café — en ese momento el trabajo está hecho.
Puede que sea el final de tu carrera como artista, o quizá el final de tu vida, pero en ese momento todo tu trabajo está ahí, delante tuyo, las primeras imitaciones de principiante, tus momentos de innovación, las cumbres y los valles, las obras maestras finales, todo ello con la marca de tu visión única.
**¿Y por qué? Porque no te bajaste del bus.**
Cuando empecé mi viaje en la fotografía me enamoraba el trabajo de Ralph Gibson, de Duane Michals y de Jerry Uelsmann. Estaba en su misma plataforma. Cada uno de ellos me dijo que podía usar la mente para hacer imágenes. De redactor en Minolta (antes de convertirme en fotógrafo) escribí: **“Lo que sucede en tu mente puede suceder en la cámara”**. Tomé ese credo y lo convertí en propio. No con imágenes múltiples, como Uelsmann, o mediante secuencias como Michals. Eran las imágenes de Ralph Gibson las que me perseguían.
Me encantaba en particular una de unas manos apareciendo detrás de la proa de un barco, que tomó en 1970. Tengo una imágen de mi pie sobre la proa de un barco de remos finlandés que hice en 1976. Estoy convencido de que su imagen inspiró a la mía, aunque yo no estuviese pensando en ello cuando la tomé.
En 1989 hubo una exposición en Antibes, “Tres Maestros de lo Surreal”, con el gran maestro japonés Eikoh Hosoe, Ralph Gibson, y, humildemente, yo mismo. En la fiesta de la inauguración hablé con Ralph de mis trepidaciones al comenzar en fotografía. Hizo un ademán con la cabeza y me dijo: “cuando vi tu trabajo por primera vez (esto era sobre 1975), tuve la sensación de que había algo familiar”. Pero rápidamente añadió: “pero no te llevó mucho tiempo encontrar tu propio camino”.
**Había encontrado la diferencia. Ralph continuó haciendo imágenes de mujeres y de paredes, color y luz surreal. Yo continué mi ruta en el bus, menos obsesionado, más seguro de mi mismo.**
Así que la mejor forma de hacer que nuestra voz y nuestra visión se oigan es encontrar esa cualidad común que hace que nuestro trabajo se distinga de los demás, que llama la atención de su público. Puede suceder rápido; como mi maestro Harry Callahan decía: nunca te vuelves mucho mejor que tus primeros trabajos importantes. Y estos llegan rápido.
Una de mis obras fue subastada en Sotheby’s hace unos años en Londres. Muestra mi cara invertida, con la boca abierta, en un paseo marítimo en Narragansett, Rhode Island. Cuando el subastador anunció la obra, ciertamente no la describió como un trabajo de estudiante, que es lo que realmente era. Yo la había realizado para la clase de Harry.
Y es por ello por lo que enseño. Quienes dicen “esto es tan solo trabajo de estudiante” tal vez deberían pensárselo dos veces antes de enseñar. **Georges Braque decía que de medios limitados salen nuevas formas. Y yo digo, descubrimos lo que vamos a hacer una vez sabemos lo que no haremos**.
Por tanto, si lo que te pide el corazón son paisajes de la neblina sureña, en 8”x10”, en platino, recorre el camino de los que te han inspirado, sube al bus y recorre su ruta, y que les den a los que te digan que te estás repitiendo en algo que ya se ha hecho. Deja que los meses y los años pasen, y pronto tus diferencias comenzarán a aparecer con claridad e [[inteligencia]], y tu originalidad se volverá visible, incluso en los trabajos de tus primeros años de trepidación y vacilación, cuando parecía que todo lo que hacías ya estaba hecho.
**Podemos hacer una gran variedad de cosas en arte, convertirnos en diez artistas distintos, pero si hacemos eso, corremos el gran riesgo de comunicar muy poco al final.** **Yo te digo que viajes en el bus de tus sueños, y no te desvíes de la ruta.**
Para finalizar, quiero llevaros a Suiza, donde también enseño. Imagina frente a tí una montaña. Ves la cima, y quieres llegar hasta arriba. Es tu objetivo en la vida. Comienza entonces por retroceder lo suficiente como para confirmar que realmente está ahí, y después marcha de cabeza hacia ella, sabiendo que la perderás de vista durante la mayor parte de tu vida, mientras asciendes por los caminos sinuosos entre los bosques, que te llevan cada vez más alto, aun cuando tan a menudo te obliguen a descender las regiones de la ladera cargadas de decepción e incluso desesperación. Pronto estarás de nuevo ascendiendo, siempre hacia tu meta.
**Habrá ocasiones especiales — y ojalá sean frecuentes — en las que los frutos de tu trabajo se harán visibles de repente, para ser celebrados, en los que volverás a ver la cima, cada vez más cerca, dándote mayor confianza para seguir avanzando con mayor energía y determinación.**
En algún momento la línea de árboles comenzará a clarear como la coronilla de un anciano, pero el aire será puro y el camino más cierto que nunca.
**Al llegar a la cima, te deleitarás en lo que has logrado**. Miras a tu alrededor y ves cuán lejos has llegado. **Pero al girarte te das cuenta de que existen otras cimas, distantes y más altas** de lo que jamás pudieras haber imaginado, picos que desde la distancia desde la que miraste por primera vez ni siquiera eran visibles.
Y ahora están ahí, picos enormes, pero tus días de ascenso han quedado atrás.
Tienes tres opciones:
- Puedes mirar hacia arriba con rabia y envidia, y acabar tus días triste y amargo.
- O puedes mirar atrás, a la distancia que has recorrido, volverte arrogante y quedarte sin muchos amigos con quienes compartir tus últimos días.
- O puedes otear el horizonte y maravillarte del increíble panorama que se desarrolla ante tus ojos. Si puedes hacer esto, conocerás paz y humildad.
**No hace falta ser número uno en este mundo. Basta con ser número uno ante nosotros mismos.** Y esta humildad viene acompañada de una paz especial. Al llegar a esta cima en la vida, has llegado a la cumbre de la más alta montaña.
Dios no puede bendecir ambos lados de un campo de futbol, de la misma manera que tampoco va a bendecir a un país sobre otro. No puedes ser número uno sin tener un deux, three, quatro o fünf.
Es una lección que creo que estamos aprendiendo de nuevo en las aulas de América. Espero. Cuando veo pegatinas que rezan “mi hijo está en el cuadro de honor”, veo todos los hijos e hijas que no llegaron a la lista. Tracey Moffatt tiene una conmovedora serie de obras dedicadas a atletas que quedaron en cuarto lugar: sin el oro, sin la plata, sin siquiera el bronce. ¿Número uno? El estrellato no es un sueño a seguir. Basta con ser buenas personas. Y hacer buen trabajo.
Por lo tanto, sé el guardián de tu visión. Hazla famosa. Y sobre todo, recuerda que el arte es riesgo hecho visible. Buena suerte, nos vemos ahí fuera. Vas a ser genial.
### Referencias
Traducción parcial al castellano de [The Helsinki Bus Station Theory: Finding Your Own Vision in Photography](https://petapixel.com/2013/03/13/the-helsinki-bus-station-theory-finding-your-own-vision-in-photography/) (Arno Rafael Minkkinen, aparecido en PetaPixel). Borrador._
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### Ficha
[[Nota atómica]]
Source: [[Arno Rafael Minkkinen]]
MoC: [[--CREATIVIDAD]] [[--FOTOGRAFIA]]
Date: [[20220424]]
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